7 septiembre, 2019
El elemento de valor que la humanidad ha adoptado naturalmente desde hace más de 5.000 años, y que no es ni más ni menos que el precioso metal (el ORO), puede ser almacenado y adquirido de muchos formatos.
El más usual, en forma de Joya. Es cierto que se paga una manufactura, pero si la joya tiene un memoria de calidades excelente nunca perderá valor. Por ejemplo un solitario de 1Cts de color D y pureza VVS1, triple excellent, siempre valdrá su cotización. Es el valor garantizado.
Pero ahora vamos a centrarnos en una posibilidad que casi nadie contempla. Bien porque no caen en la circunstancia o bien por inconsciencia. El caso es que en muchos hogares hay oro, en forma de joyas viejas, rotas, piezas que no se usan… Ese oro puede tener una segunda vida, y puede ser transformarlo en una nueva joya. O bien hacer un lingote.
Hoy nos vamos a ocupar del lingote. Un lingote es fácil de almacenar, de esconder y de transportar. Así pues con la chatarra en oro del propio cliente, se puede hacer el siguiente proceso:
1. afinado del metal: separar soldaduras y otros metales hasta quedarnos con el oro puro.
2. Fundición del oro puro 24Ktes y transformarlo en una barra en la rielera, como materia prima antes de pasar al diseño.
3. Diseño y fabricación del lingote: diseño 3D del modelo elegido, cera, microfusión y posterior desbarbe.
Así el cliente tendrá un lingote personalizado tanto en diseño como en kilataje y peso.
Ejemplo de diseño de un lingote personalizado:
Antonio Gutiérrez. Gemólogo y diseñador de joyas.